Conseguir diferenciarte no tiene porqué ser difícil.
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Los diseñadores o consultores SEO hacen de maravilla su trabajo, pero si se le suma un buen trabajo de redacción comercial o persuasiva se produce la magia.
Google dará autoridad a tu página, si quien visita tu web pasa tiempo navegando en ella. Para eso tus textos deben ser claros, despertar curiosidad y sobre todo transmitir tu personalidad de marca.
Debes dejar de ver a tu sitio web como un escaparate digital de tus servicios, para comenzar a verla como un instrumento en donde el potencial cliente llegue y realice una acción.
Esto significa que los textos web de tu marca personal, emprendimiento o empresa, deben orientar a quien quieres que te contrate o compre a que solicite un presupuesto, añada el producto al carrito de compra o se suscriba a tu lista de correo, por ejemplo.
A lo que me refiero es lograr captar la atención del usuario, conseguir que conecte con sus deseos más profundos, convencerlo de que tienes la solución para resolver sus problemas y así guiarlo durante su navegación para conseguir conversiones.
Te lo repito además del diseño, el SEO o la UX, tres factores esenciales para hacer visible tu sitio web, otro punto que la mayoría descuidan son sus textos.
Ya que tu sitio web es una herramienta comercial, es importante que comuniques un mensaje exacto, correcto y directo dirigido a tu público objetivo.
El titular es algo que se descuida bastante, lo noto en las auditorias de copywriting que realizo o cuando reviso los textos de una web que no recibe visitas, no conecta con su audiencia o no tiene un objetivo claro.
Inspirarte en los textos de tu competencia, solo hará que seas uno más del montón. A las marcas que no consiguen transmitir su autenticidad textual nadie las recuerda a la hora de contratar o comprar, las que logran diferenciarse sobresalen en la jungla digital.
Para que tu web conecte debe estar centrada en tu cliente. Es la regla número 1 del marketing digital y también del copywriting.
No puedes vender a todos, elige bien a quien venderle.
Empatiza con su estilo de vida, menciona necesidades y personaliza todos los botones de tu web.
El titular es la puerta de entrada para que sigan leyendo el resto de las páginas de tu web. La primera impresión debe cumplir las expectativas y ser excelente, sobre todo en tu página de inicio.
Está comprobado que en internet no se lee, se escanea. Entonces los títulos y los subtítulos servirán como carteles de neón en medio de tanta saturación de contenido existente.
El lenguaje positivo conecta inconscientemente mejor con tu audiencia.
Mira este ejemplo encontrado en una web:
Esta mermelada de frambuesa no lleva químicos. No dejes de llamarnos para hacer tu pedido.
Esta sería una propuesta redactada en positivo:
Cuidamos tu salud. Esta mermelada fue hecha con frambuesas recién recolectadas de campos libres de pesticidas. Haz tu pedido hoy mismo y sonríe al bienestar.
¿Notas la diferencia? Un lenguaje positivo genera confianza para que te compren porque da soluciones positivas al problema o deseo que tenga tu audiencia.
La palabra tú es la más persuasiva que existe. Sin embargo, hay cientos de web que aún siguen hablando de nosotros.
Los seres humanos estamos programados a pensar en lo que más nos conviene para tomar decisiones. Tu audiencia conectará mejor contigo si le hablas directamente a ella. De esta forma se sentirá única, especial y le demostrarás que la conoces, la entiendes y la escuchas.
Gracias al copywriting puedes generar experiencias con las palabras.
El otro día entregué una secuencia de correos a una clienta. Tras leerla me digo:
“Wowww Laura. La experiencia que me has hecho vivir con la comparación del mono y el león que has escrito me ha encantado. Me imagino las caras que pondrán mis suscriptores al recibir el correo y solo se me ocurre saltar de alegría”.
Al igual que mi clienta, tu público objetivo debe emocionarse al visitar tu web, debes conseguir despertar sus emociones.
Y no solo me refiero a alegría, puedes despertar lujuria, orgullo, amor, miedo. De las 6 emociones básicas se desprenden un sinfín de otras que pocas veces se transmiten para conectar de una manera genuina.
Tu tono es parte de tu personalidad de marca, es propio y gracias a él serás fácilmente identificable.
El lenguaje es de tu público objetivo. Evita tecnicismos y usa los términos que él entienda.
Si tu empresa es técnica, puede tener un lenguaje técnico explicado con jergas comunes a tu audiencia para dar credibilidad.
Comunícate con tu audiencia de la manera que mejor te entiendan, piensa que los tienes cara a cara. Evita pensar en cómo te posicionará Google, descuida un pelín el SEO, ponte en la mente de cómo te busca quien sea tu potencial comprador.
Nada más gráfico para que lo entiendas. Tus textos deben ser magros.
Revisa antes de subirlos a tu web y responde:
¿Es relevante? ¿Aporta valor? ¿Es conciso?
Si alguna de las respuestas es no, deshazte de la grasa.
Cuanto más marees, menos tomarán acción. Cuanta más información de relleno, menos te leerán. Pónselo fácil: no los hagas pensar, haz que realicen una determinada acción.
Los textos pequeños de tu web sirven para guiar a tu audiencia, también debes mimarlos. En las llamadas a la acción, olvídate de expresiones “como pincha aquí o más información” en tus botones de llamada a la acción, páginas de suscripción o formularios.
Ahora te propongo que corras a tu web ¿cómo la ves tras leer este artículo?
Si necesitas ayuda o tienes alguna duda, espero tu comentario aquí