Cuando comienzas a emprender o ya siendo emprendedor desde hace tiempo, por el afán de conseguir incrementar tu cartera de clientes dices “Si” a todo y sin pensarlo.
Decir que “Si” a todo no sólo te quita energía para emprender, sino que te llena tu agenda de eventos, compromisos y reuniones, que muchas veces te alejan de cumplir tus objetivos de negocio.
Cuando decidí hacerme emprendedora, decía que “Si” a todo, quizá por el temor a perder oportunidades.
Al decir “Si” sin evaluar qué beneficios me aportaría como persona o si era beneficioso para mi negocio, me desenfocaba de mi camino y me alejaba de mis propósitos.
Quienes alcanzan el éxito tienen muy presente cuáles son sus prioridades. Para conseguir lo que quieres, debes priorizar, es decir establecer el grado de importancia de las cosas y personas en tu vida y actuar acorde a ello.
Si desconoces cuáles son tus prioridades es muy probable que derroches tu tiempo y energía en otras cosas que te desvíen del objetivo que te haga cumplir tu meta.
Muchas veces nos invitan a asistir a eventos y por no quedar mal, concurrimos y al irnos nos vamos más vacíos de cuando llegamos. No sacamos nada positivo para nuestro negocio.
Por ello, es muy importante aprender a priorizar y a decir “No” para decirnos “Si” a nuestras metas, sueños y al fin y al cabo a nosotros mismos.
Debemos darnos prioridad a nosotros mismos, es decir dejar de reaccionar y ser proactivos. Cuando dices “Si” a todas las oportunidades que se te presentan, te conviertes en reactivo y estás diciendo “No” a otras áreas de tu negocio.
Cuando eres un emprendedor reactivo, te conviertes en esclavo de las demandas de tus clientes, proveedores, empleados y socios.
Cuando actúas en función de lo que los demás quieren, necesitan o exigen, y no te das cuenta que al no preguntarte desde lo más profundo de tu Ser si te apetece o no hacerlo, te dejas de lado a ti mismo y a tu negocio.
Decir que “Si” sin pensar, muchas veces te baja la autoestima, porque actúas por inercia sin hacer lo que tú quieres, sin valorar ni tu tiempo, ni tu trabajo ni a ti como persona.
Debes priorizarte, evita la tendencia en quedarte en segundo plano, pues de esta forma dejarás de ser apreciado y valorado como te mereces.
Cobrar por un trabajo bien hecho es una cuestión de integridad y justicia. Al valorarse uno mismo, te das el permiso de cobrar por el trabajo que haces en forma honrada. Regalar tu trabajo es vibrar con una energía baja que no te sintoniza con tu verdadera valía.
Seguramente que si eres de las personas que te cuesta decir “No”, temas desilusionar o fallarle a los demás.
Si siempre dices “Si”, cuando quieres decir “No”, a la larga te darás cuenta que estás pasando por la vida sin disfrutar de ella, dejando que los demás controlen tu vida y tu negocio.
Diciendo “Si” sin tener en cuenta tus prioridades, te conviertes en un esclavo de los deseos y voluntades de los demás.
Decir “NO” es tomar las riendas de tu vida y de tu negocio, es establecer tus propios límites.
Decir “Si”, cuando quieres decir “NO”, a veces te llena de ira, resentimiento y frustración. ¿Te merece la pena seguir diciendo “SI” cuando realmente quieres decir “NO”?
Decir “NO” te lleva a realizar tu trabajo sin las ganas de siempre, sin poner entusiasmo.
► Necesitas decir “NO” a algunas personas algunas veces para ocuparte de lo que realmente es importante en tu negocio.
► Necesitas tratarte tan bien a ti mismo, como lo haces a las demás personas.
► Decir “Si” cuando quieres decir “NO” te llevará a sentirte culpable. Dejando de escuchar lo que realmente quieres hacer por dejarte llevar por lo que los demás quieres que hagas.
► Tu valor como emprendedor o persona, no depende de lo que hagas por los demás. Decir “No” en algunas ocasiones lejos de disminuir tu valor, probablemente lo aumente.
La técnica del Bocadillo es una fórmula muy efectiva de decir “NO” y se trata de colocar una respuesta negativa entre dos afirmaciones positivas para amortiguar la negativa a aceptar la solicitud, la invitación o la colaboración. Por ejemplo:
⇒ Quiero darte respuesta a la invitación que me enviaste el otro día. Lamento decirte que no puedo hacerlo otra vez. Espero en la próxima vez vuelvas a pensar en mí.
⇒ Eres una gran persona, pero te llamo para comunicarte que no puedo hacerte el favor que me pediste el otro día. Si pudiera lo haría, sé que me comprendes.
⇒ Es un honor para mí que me hayas elegido para que colabore contigo, pero no puedo hacerlo. Gracias por pedírmelo; ha significado mucho para mí.
Cómo ves no se dan mayores explicaciones, sino se dice exactamente lo que piensas. Si realmente no te interesa, no expreses el deseo de que recurran nuevamente a ti la próxima vez.
Aprender a decir que “NO”, es una muy buena noticia para ti porque estás aprendiendo a valorarte, priorizarte y llevar el control de tu tiempo.
La otra persona no tiene porqué enfadarse contigo, si lo hace te responderá poniéndose a la defensiva. Si realmente te valora, entenderá tu negativa y te tratará con el respeto que te mereces.
Haz una lista de tus objetivos de negocio. Cuando decidas asistir a un evento o conferencia será porque está alineado con esos objetivos. De esta forma tendrás claro qué beneficios te llevarás al asistir. En otras palabras, mide el costo de la oportunidad de tu compromiso de tiempo en relación al costo del retorno de la inversión potencial.
Muchos emprendedores desarrollan una reputación llamada de la desesperación. Si dices si, cada vez que alguien te pide colaboración para su blog o para su negocio, estás regalando tu conocimiento y tu tiempo por no saber decir “No”.
Debes elegir a quien decir “Si” porque tu tiempo es valioso y no se recupera.
Cada minuto que pasas lejos de tu negocio, que pierdes tu foco, tiene un costo de oportunidad.
No hagas un hábito el repartir consejos u otra información gratuita, ten presente que es tu valor como emprendedor.
Cuando dices que “No” a las cosas o personas que no hacen crecer tu negocio te dices “Si” a ti mismo. Te mantienes fiel a la dirección que quieres que siga tu negocio.
Así como hay relaciones tóxicas, hay clientes tóxicos. La verdad es que tengo la suerte de trabajar con quien quiero y me llegan clientes con los que trabajo a gusto.
Definir en mi web quien es mi cliente ideal y escribir los textos para ellos me ha ayudado a trabajar con personas y empresas con las que puedo dar lo mejor de mí como profesional. Pero cuando se filtra alguno, digo “No”.
Hace un par de meses me pasó decir que “No” a un cliente porque mi intuición me decía que trabajar con él me traería más disgustos que alegrías.
Al decirle que “No” enseguida se puso a la defensiva diciéndome que cómo iba a decir que “No” con la que está cayendo, a la cantidad de dinero que estaba dispuesto a pagarme.
Inmediatamente le contesté, que elegía con quien trabajar además del dinero, sobre todo por cómo me iba a sentir trabajando y procuraba que los proyectos estén alineados con mis valores.
Si un proyecto me hace vibrar doy lo mejor de mí como profesional y los resultados son los mejores, sino entiendo que es mejor decir “No” a tiempo y recomendar a otra persona que haga el trabajo.
Se necesita saber cuándo decir “Si” y cuando decir “No”. Al principio decimos que “Si” a todo y es cuando terminamos quemados y sin energías para abarcar los proyectos que realmente nos satisfacen. Yo creo en las energías y cuando agradeces por los proyectos buenos en los que te hayas inmersos seguramente surjan oportunidades para que lleguen otros similares. Si mantienes una actitud positiva, llegará un el cliente que valore tu trabajo en el momento oportuno.