Somos seres emocionales y nos dejamos embriagar por ellas. Somos seres racionales y nos dejamos dominar por la mente.
Siendo la fórmula magistral pensar con la cabeza y hacer con el corazón. Cuando ambos órganos trabajan coordinados es cuando se produce la magia, esa que necesitas para compartir tus conocimientos y tocar la fibra de los demás.
¿Te acuerdas cuando eras peque? Eras todo corazón, te dabas sin condiciones, no hacías caso a lo que opinaban de ti, reías, jugabas, saltabas y bailabas … reconozco que a veces sigo saltando y bailando por la calle… mi hija e hijo me miran raro o me dicen ¡para mamá!
Al hacernos más grandes nos dirige la cabeza. Es la mirada externa la que nos preocupa, nos sentimos observados o nos importa demasiado que hablen sobre lo que hacemos y cómo lo hacemos.
Es una constante en mis consultorías de Marca Personal. El miedo a exponerse, el miedo a lo que piense el otro acerca de lo que estás haciendo. Miedos infundados que solo hacen que permanezcas en el mismo sitio de siempre.
Y así nos dejamos llevar por nuestros pensamientos, que mal gestionados nos bloquean y nos dejan inmóviles sin poder compartir nuestro talento con el resto de los seres humanos.
Llega el día en el que te has pegado tantos palos, e incluso llegas a tocar fondo y debes decidir si seguir en tu zona de confort o hacer las cosas que quieres, aquellas en las que el corazón palpita con alegría o dar un golpe en la mesa y decir ¡espabila y mueve el culo! (en Argentina, mi lugar de nacimiento, mejor decir cola, que culo suena muy basto - y viceversa jajajaja ).
Te entiendo, quizás no sepas o no hayas descubierto para qué vales, cuál es tu talento o en qué eres sobresaliente. Es un trabajo de autoconocimiento que comienza un día y no tiene fin.
A lo que íbamos ¿Por qué le hacemos más caso a nuestra cabeza que a nuestro corazón?
Una vez escuché que en nuestra cabeza habita la loca de la azotea. Me causó risa la expresión. Esa loca es la que habla, que exige, que propone, que dispone y que si no la mantenemos entretenida en lo verdaderamente importante nos saca de foco.
Cuando vives con el corazón abierto, te vuelves una persona afectuosa y generosa. Cuando lo haces con la coraza puesta lo haces desde el resentimiento, las comparaciones y solo quieres apagar la luz de los demás con tu “brillo a medias”.
Cuando te amas, dejas huella con tu marca personal. Brillas tu y no opacas a nadie.
El Dr. Mishra, médico indio, dice que cuando la luz del alma penetra por el corazón, se transmite al cerebro de manera interrumpida. El cerebro puede recibir entonces la luz del amor, del gozo y de la sabiduría.
Suena muy místico y huele a incienso ¿verdad? Pero ponlo en práctica, cierra los ojos y siente como una luz brilla en tu corazón. Haz que esa energía suba a tu cabeza, verás que la calidad de tus pensamientos ha cambiado.
Soy imperfecta y es parte de mi Marca Personal
Al igual que tú tengo problemas, he sufrido y sufro decepciones, tengo días buenos y días malos. Sin embargo, el sentir que todo es perfecto, que todo está bien en este momento me permite hacer mi trabajo con amor, incluso en momentos en los que otras veces prefería procrastinar o ir de víctima.
Lo importante es que te ames y no permitas que las miserias de los demás te hagan sentir culpable.
Dice el dicho “cosecharás tu siembra” entonces ¿por qué no sembrar amor? No hablo de un amor de pareja, hablo de un amor más amplio.
Amor al mirarte al espejo y sonreír, amor al valorarte esos días en los que no te encuentras con energía suficiente, marcharte de una relación aun sintiendo que le quieres porque tu amor propio es mayor, amor cuando realizas tu trabajo, etc.
Para sentir amor piensa en ti y rodéate de cosas agradables, relaciónate con personas bonitas de alma. Las personas que su forma de vivir sea batallando, solitas se irán. Créeme no será una perdida, sino una gran ganancia. Comienza por tener bondad por ti.
El amor propio está unido a las emociones y a los sentimientos, que son indicadores para saber si estás amando o no.
Cuando nos equivocamos, sentir amor es tener compasión sin regañarnos en exceso. Reconocer los errores, saber que los cometimos y evitar fustigarnos.
Si quieres brillar con tu marca personal debes mejorar la forma en la que te hablas. Que no hayas sido capaz de hacer algo, no quieres decir que no seas hoy de volver a intentarlo. Que te de miedo hablar en público, no quiere decir que seas una mala profesional o nefasta en comunicación. Que no se te de bien escribir, no quiere decir que no tengas nada que contar y puedas hacerlo usando otros medios como el podcast o los vídeos de YouTube o las Stories de Instagram.
Como percibes la vida, creas tu mundo. Dejar huella con tu marca personal es ser uno mismo y cada día ofrecer nuestra mejor versión. Si sientes que debes adquirir más conocimiento, lee a diario blogs, libros, sigue a referentes sobre lo que quieras aprender. Si lo que necesitas es desarrollar habilidades específicas, apúntate a un curso, a un taller o mira varios tutoriales hasta que lo consigas.
Creo que todas las personas podemos reinventarnos y brillar con nuestra forma de ser única. Creo que es posible mejorar nuestras oportunidades profesionales con buenas dosis de actitud y amor propio. Creo que todos podemos gestionar nuestra Marca Personal con estrategias de marketing digital y textos persuasivos que nos ayuden a comunicar, destacar y vender con autenticidad. ¿Quieres que te acompañe? Haz clic aquí